Por la mañana recorriendo las calles del pueblo al son de los instrumentos musicales y voces cantoras de los grupos Revolvedera y Pastores de Parrillas. Un ambiente festivo reinaba por doquier. Destacaba el colorido de los trajes típicos de los componentes de los grupos musicales y de numerosas personas que sacaron de esos viejos baúles toda esa vestimenta bordada hace muchos años, que bien describe D. José Luis Sánchez en su libro: El traje de vistas. La indumentaria tradicional de Navalcán.
Por la tarde, representación de la boda ancestral de Navalcán. A las 6´30, todos los invitados a la boda, o sea todo el pueblo, o todo el que quiera, nadie es forastero, los músicos acompañan a los padrinos para recoger al novio en la plaza de Tía Angelita y llevarle a recoger a la novia en la Plaza del ayuntamiento. Los cantos populares y bailes no cesan ni un momento. A la puerta de la iglesia les recibe el señor cura. En la iglesia se hace una ceremonia religiosa acompañada de los cánticos de boda.
Al salir de la iglesia se hicieron dos hileras de las personas ataviadas con los trajes típicos deleitando a los numerosos asistentes al evento con los bailes de jotas, recorridos al ritmo de los músicos. De ahí, a la Plaza de España, donde se hizo un círculo para dejar espacio para representar el baile de la manzana, que según la tradición, todo el que quería ayudar al ajuar de los novios, bailaba con la novia, ofreciendo unos billetes que se pinchaba con un tenedor en la manzana. También se ofertó para todo el mundo la degustación de rosquillas y tostones, como se hacía antiguamente cuando se anunciaba públicamente que día iba a ser la ceremonia religiosa de la boda, ya que unos días antes ya se había realizado el verdadero matrimonio en el ayuntamiento.
El pueblo de Navalcán ha vuelto al bullicio, a la alegría, a salir a la calle sin mascarillas, a rememorar las bodas de sus padres, de sus abuelos, de sus antepasados, a recordar la primera visita de un ministro de España, D. Fernando de los Ríos, que hizo en 1932; el señor ministro se quedó sorprendido de la hospitalidad, del folklore del pueblo navalqueño, lo mismo que hace años admiró la fotógrafa Inge Morath, que inmortalizó en 1954 a los navalqueños con sus bodas, costumbres y bordados; su marido, Arthur Miller, que recordó su paso por Navalcán al serle concedido el Premio Príncipe de Asturias, o las lágrimas del premio Nobel de literatura, Derek Walcott al contemplar el cariño y calor que transmitían los navalqueños a la famosa fotógrafa austriaca y a su esposo, el dramaturgo mundialmente reconocido.
Nuestro querido “Ciudadano García” también quiso disfrutar como siempre de su pueblo y sus gentes, participando y saludando a amigos y familiares en esta ansiada vuelta a la normalidad para seguir haciéndose eco de su Navalcán alegre.
Con Fernando de los Ríos se anunciaba a los vecinos, al sonido de chiflota, que llegaba al pueblo un personaje importante, lo mismo que se podía anunciar cualquier vendedor de productos, o que se arreglan sartenes, pucheros o toda clase de enseres; para recibir al señor ministro sus habitantes se vistieron con sus mejores galas, luciendo sus mejores trajes, autenticas joyas de artesanía, por eso el señor ministro de Instrucción disfrutó en 1932 del folklore navalqueño e insistiendo emocionado “que no se pierdan estos trajes, estos cantos, estos bailes; que no se pierda la tradición española”. Cuentan los periodistas de esa época: “Por esto se han vestido de charras del Oriente las navalqueñas, con sus peinados japoneses; con sus collares, pañuelos y refajos de colores brillantes, y los navalqueños, de charros severos, completamente occidentales. Por esto mozos y mozas bailando, como en los días de boda en la plaza de Navalcán, entre Toledo y Ávila, entre dos Españas”.
“A la tarde, baile popular en la plaza. Mozos y mozas visten el traje antiguo. Orquesta: dos guitarras curtidas, un violín elemental que el músico toca como quien parte una hogaza con un cuchillo, dos tapas de cacerola, un. Almirez. A lo que cantan le dicen la “jota verata”.
Escribía Federico García Lorca: “España tiene cantos alegres, chanzas, bromas, canciones de delicado erotismo y encantadores madrigales…No hay nada más delicado que un ritmo, base de toda melodía, ni nada más difícil que una voz del pueblo que da en estas melodías tercios de tono y aun cuartos de tono, que no tienen signos en el pentagrama de la música construida”.
Al día siguiente hubo una charla-coloquio con D. José Castaño, que promocionó la revista Agua Zarca, que describe hechos históricos o costumbres de los pueblos de la Campana de Oropesa, al mismo tiempo proyectó parte del museo etnológico de Herreruela.
D. José Luis Sánchez fue comentando la proyección de imágenes del traje típico de Navalcán. Prometiendo que se va a hacer una escuela taller para enseñar a la juventud los bordados navalqueños.